El Origen del Corán VI

El Origen del Corán VI

De estos conceptos erróneos que circulaban en la época de Muhámmad, no se encuentra eco alguno en los pasajes del Corán, que aquí presentamos: (Sura 23 verso 18)

“Y hacemos descender, prudentemente, agua del cielo y la almacenamos en la Tierra”.

Otros versos incluyen 50:9 -11, 23:18-19, 15:22, 35:9, 30:48, 7:57, 25:48-49 y 39:21, que dice:

“¿No has visto que Dios Ha hecho descender del cielo una agua que Él encamina hacia una fuente en la tierra[1]?”

“Los geólogos modernos describen los plegamientos del suelo que hacen sentar base a las montañas, y que son de dimensiones variables, llegando a medir un kilómetro y a veces hasta diez kilómetros. De este fenómeno de plegamiento resulta la estabilidad de la corteza terrestre”.

Tampoco nos sorprende leer en ciertos pasajes del Corán, algunas reflexiones sobre las montañas, como en la Sura 79 verso 32:

“Y fijó firmemente las montañas”.

Y la sura 31 verso 10:

“Plantó en la tierra firmes montañas para que no oscilara con vosotros[2]”.

  1. La electricidad atmosférica y sus consecuencias, el relámpago y el granizo, dan lugar a los pasajes siguientes: sura 13 versos 12 y 13, y sura 24 verso 43  que dice:

“¿No has visto que Dios empuja suavemente las nubes, las reúne y después hace montones con ellas? Entonces ves salir la fina lluvia de su interior. Él Hace descender del cielo montañas de granizo, con ellas alcanza a quien quiere y las desvía de quien quiere; poco falta para que el destello del relámpago (que le acompaña) se lleve la vista”.

“Tenemos en estos dos versos la expresión de una correlación manifiesta entre la formación de nubes cargadas de lluvia o de granizo y la producción del rayo; la primera es motivo de ansia por el beneficio que representa; la segunda, motivo de temor, ya que su caída está sometida a los designios del Todopoderoso. La estrecha relación entre ambos fenómenos está de acuerdo con el conocimiento de nuestros días sobre electricidad atmosférica[3]”.

  1. “Lo que se expresa en el verso 125 de la sura 6 es, en honor a la verdad, una reflexión bien común sobre la molestia experimentada en las alturas, cada vez más notoria a medida que la persona se eleva:

“A quien Allah quiere guiar, le abre el pecho al Islam, pero a quien quiere extraviar hace que su pecho se haga estrecho y apretado como si estuviera ascendiendo al cielo[4]”.

  1. Explicando el fenómeno de la sombra, el Corán dice en la sura 16 verso 48:

“¿No reparan acaso en cuanto Dios Ha creado, entre las cosas inanimadas cuya sombra se proyecta de derecha a izquierda prosternándose sumiso ante Él?”.

“El texto coránico hace alusión a las relaciones de la sombra con el Sol. Conviene recordar a este respecto que en la época de Muhámmad, se creía que el desplazamiento de la sombra estaba condicionado por el movimiento del Sol de este a oeste. La aplicación de esto fue el reloj de sol para medir el tiempo entre la salida y la puesta del sol. Aquí, el Corán habla del fenómeno sin mencionar el concepto en boga durante la época de la revelación, esta explicación fue bien acogida por la gente aún siglos después de la época de Muhámmad, pero a fin de cuentas terminaría reconociéndose como errada[5]”.

  1. “Si bien contempla el origen de la vida sobre un plano muy general, el Corán evoca este tema de forma extremadamente concisa, en un verso que concierne igualmente al ya citado y comentado proceso de formación del universo (Sura 21 verso 30)”:

“¡¿Es que no ven los que se niegan a creer que los cielos y la tierra estaban juntos y los separamos?! ¡Y que hemos hecho a partir del agua toda cosa viviente! ¿No van a creer?”.

“...la vida tiene un origen acuático y el agua es el origen de toda célula viva. Sin agua no es posible vida alguna... los datos nos permiten pensar que los seres vivos más antiguos debieron pertenecer al reino vegetal: Se han encontrado algas en el periodo Precámbrico, es decir, en las tierras más antiguas que se conoce. Organismos del reino animal debieron aparecer un poco más tarde: ¡estos también vinieron de los océanos![6]”. 

  1. En lo concerniente a la reproducción vegetal, “conviene recordar que la reproducción en el orden vegetal se efectúa de dos maneras: sexual y asexual. A decir verdad, sólo la primera merece el nombre de reproducción, ya que define un proceso biológico que tiene por objeto la aparición de un nuevo individuo idéntico al que le dio nacimiento”.

La reproducción asexual es una simple multiplicación... la reproducción sexual de los vegetales se lleva a cabo por acoplamiento de elementos masculinos y elementos femeninos pertenecientes a unas formaciones generatrices que están juntas en la misma planta o separadas. Sólo la reproducción sexual se contempla en el Corán, sura 20 verso 53:

“(Dios Es el que) hizo descender del cielo una agua mediante la cual hicimos salir del suelo elementos de pareja de diversas plantas”.

 “Elemento de pareja”, esta traducción de la palabra árabe “zauyy” (plural Azuayy), cuya acepción primitiva es “lo que junto con otro hace el par”, aplicándose la palabra a los esposos tanto como a un par de calcetines[7].

Con respecto a las abejas, el Corán dice en la sura 16 versos 68 y 69:

“Tu señor Ha inspirado a la abeja: toma morada en las montañas y en los árboles y en lo que (los hombres) construyen (para sí). Come de todos los frutos y sigue humildemente los caminos de tu Señor. Del interior de su cuerpo sale un licor de color diferente donde (se encuentra) un remedio para los hombres”.

Estos versículos nos traen tres conceptos fundamentales:

a) El comportamiento de las abejas es dirigido por Dios:

“... una extraordinaria organización nerviosa es el sostén de dicho comportamiento. Es sabido que mediante su danza, las abejas se comunican entre ellas; de esta manera son capaces de dar a conocer a sus congéneres en que dirección y a qué distancia se encuentran las flores a libar. Los famosos experimentos de Von Frish demostraron el significado del bailoteo de este insecto, destinado a transmitir información entre las abejas obreras[8]”.

b) Está comprobado que la miel puede ser usada como remedio para ciertas enfermedades.” La “Islamic Horizons” de noviembre de 1987 añade:

“Investigadores de “La Florida Akbar Clinic” en Ciudad de Panamá... han estado estudiando desde la primavera de 1986 las facultades del ajo, la semilla negra y la miel para aumentar las funciones inmunológicas del cuerpo[9]”.

c) Que las abejas obreras, las cuales buscan la comida, son hembras:

“¡Los verbos utilizados en árabe se refieren a abejas hembras! esto es muy sorprendente. Por mucho tiempo, y hasta tiempos recientes, la gente imaginaba que las abejas guerreras eran machos. Aparentemente estaban bien difundidas hasta en época de Shakespeare, pues lo asume así en su poema “La violación de Lucrecia[10]”.

Con respecto a las abejas obreras, la Enciclopedia Británica dice:

“La casta más numerosa de abejas es la de las obreras, las cuales tienen en su totalidad órganos femeninos... las obreras alimentan a las crías, limpian las celdas, montan guardia contra los intrusos, construyen el panal, recolectan el polen y el néctar...[11]”.

El origen de los constituyentes de la leche animal es definido en el Corán en estricta concordancia con la ciencia moderna:

“Y que tenéis un ejemplo en los animales. Os damos a beber lo que hay en sus entrañas, sale de entre lo que está en el intestino y la sangre, leche pura y sabrosa para quienes la beben”.

“Los constituyentes de la leche son segregados por las glándulas mamarías. Estas se alimentan, por así decirlo, de los productos de la digestión de los nutrientes que la sangre circulante lleva hasta ellas. La sangre desempeña, por lo tanto, un papel de recolector y transportador de materiales extraídos de los alimentos para nutrir las glándulas mamarías productoras de leche, lo mismo que a cualquier otro órgano.”

“Todo el proceso principia con el encuentro y combinación del contenido intestinal con la sangre al nivel mismo de la pared intestinal. Estos datos precisos derivan de los descubrimientos de la química y la fisiología de la digestión, y eran totalmente desconocidos en los tiempos del profeta Muhámmad, esto sólo se conoció en tiempos modernos. En cuanto al descubrimiento de la circulación sanguínea, este fue obra de Harvey y se sitúa aproximadamente diez siglos después de la revelación coránica.”

“Pienso que la existencia en el Corán de versículos que hacen alusión a estas nociones, no puede tener explicación humana alguna en razón de la época en que fueron formuladas[12]”.

  1. Con respecto a la reproducción humana, el Corán contiene muchos detalles valiosos. Aquí sólo mencionaremos cuatro puntos básicos:
  2. La fertilización es realizada por tan sólo un pequeño volumen de líquido. “El Corán menciona este concepto once veces con las siguientes palabras: (Sura 16 verso 4)

“Creó al hombre de (una gota de) semen, a pesar de lo cual es un impugnador declarado”.

“Estamos obligados a traducir como gota (de semen) la palabra ‘nutfah’ a falta de un término equivalente en nuestra lengua. Hay que decir que esta palabra proviene de un verbo que significa derramarse, rezumar, y sirve para indicar lo que queda en un cubo una vez que se ha vaciado su contenido. Designa por lo tanto, una cantidad muy pequeña de líquido[13]”.

  1. “El líquido espermático está formado por  secreciones diversas que proceden de las siguientes glándulas:
  • Los testículos: La secreción de esta glándula genital masculina contiene los espermatozoides. (Células alargadas provistas de un flagelo bañado en un líquido ceroso).
  • Las vesículas seminales: Estos órganos, depósitos de espermatozoides, están dispuestos cerca de la próstata y poseen una secreción propia desprovista de elementos fecundadores.
  • La próstata: Ésta segrega un líquido que da al esperma su consistencia cremosa y su olor particular.
  • Las glándulas anexas de las vías urinarias: Las glándulas de Cooper, o de Mery, secretan un líquido fluente; las glándulas de Littré secretan una mucosidad.

“Estos son los orígenes de esas “mezclas” de las que parece, en efecto, hablar el Corán:

“Por cierto que creamos al hombre de una pequeña cantidad de líquidos mezclados[14]”.

  1. El asentamiento del óvulo en el aparato genital femenino.

    “Una vez fecundado en la trompa, el óvulo pasa a fijarse en el interior de la cavidad uterina, esto se llama “anidamiento del óvulo”. El Corán nombra al útero donde el óvulo fecundado se aposenta:

“Y afianzamos en el seno materno lo que queremos hasta un periodo determinado. (22:5)

La fijación del huevo en el útero se produce gracias a unas vellosidades, verdaderas prolongaciones del óvulo, que, cual raíces en el suelo, toman el alimento necesario para el crecimiento del óvulo en su parte gruesa. Estas formaciones sujetan (hacen colgar) literalmente el óvulo en el útero. Este hecho se menciona en el Corán cinco veces:

“¿No fue en su origen una gota de esperma eyaculada? que luego se convirtió en algo colgante del cual Dios le creó y le perfecciono”. (75:37-38).

d) La descripción coránica de ciertas etapas en el desarrollo del embrión, corresponde exactamente con lo que sabemos hoy en día. Después de “lo que se cuelga” el Corán nos informa que el embrión pasa por el estado de carne “como carne masticada” y después aparece el tejido óseo revestido de carne:

“Transformamos lo que cuelga en un pedazo de carne masticada y convertimos el pedazo de carne masticada en huesos, luego, revestimos los huesos de carne. (23:14)

“Un pedazo de carne masticada” es la traducción de la palabra árabe “mudgha”. “Carne” (como la carne fresca) es la traducción de la palabra árabe “lahm”, esta distinción merece ser subrayada. El embrión es inicialmente una pequeña masa que a simple vista, en cierto estado de su desarrollo, tiene aspecto de carne masticada. El sistema óseo se desarrolla dentro de esta masa, en lo que se llama “mesinquima”. Los huesos formados se cubren de masas musculares y son  a las que se refiere la palabra “lahm”.

Es sabido que en el transcurso de este desarrollo embrionario ciertas partes aparecen completamente desproporcionadas con relación a lo que será más tarde el individuo y otras partes guardan proporción.

¿No es este el sentido que tiene la palabra “mujallak”, que significa “formado con proporciones” y que se emplea en el verso 5 del capítulo 22 para evocar este fenómeno?

Y será sólo en el siglo XIX que se viene a tener una idea más clara de estos asuntos.

Durante toda la Edad Media, una diversidad de mitos y especulaciones sin fundamento, eran el origen de las más diversas doctrinas que se mantuvieron por muchos siglos después de este periodo. Ha de saberse que la etapa fundamental de la historia de la embriología fue marcada por la declaración de Harvey en 1651 que dice:

“Todo ser viviente procede inicialmente de un huevo”.

En esta época aún vemos, a pesar que la ciencia naciente ya había comenzado a beneficiarse grandemente del microscopio (en el campo que nos ocupa), gente que debate acerca de los roles del óvulo y el espermatozoide. Buffon era de los que apoyaban la “teoría del huevo”, pero Bonnett sostenía la teoría del encajonamiento de los gérmenes, según la cual, el ovario de Eva, madre de la especie humana, habría contenido los gérmenes de toda la especie humana, encajonados uno dentro del otro. Esta última hipótesis era favorecida en el siglo XVIII.

Fue mil años antes de nuestra época, donde doctrinas fantasiosas todavía tenían curso, que los hombres tuvieron conocimiento del Corán. Los enunciados de este libro sobre la reproducción humana señalaban en términos sencillos, verdades primordiales que la humanidad tardó tanto en descubrir[15].

En la lista anterior hemos dado, a manera de ejemplo, cerca de veinte conceptos coránicos que pueden ser verdaderos o falsos. La combinación “verdadero-falso” para veinte conceptos es de 1.048.580 probables combinaciones.

Esto significa que todas las probabilidades tendrán un concepto falso en cualquier punto, menos una. Considerando la naturaleza de tales preceptos coránicos, la complicada investigación que demandan el periodo histórico en que fueron vertidos y su impecable exactitud, da como resultado que la explicación del supuesto origen humano sea bastante insatisfactoria.  Además, ¡el Corán contiene cientos de tales conceptos! ¡La combinación de “verdadero-falso” para tan sólo cien de tales conceptos juntos es de 12.677 x 10!!!

¡¿Es realmente concebible que Muhámmad - o cualquier otro ser humano sin importar qué tan genial sea - haya podido describir, de la nada, el origen de la vida en la Tierra, la expansión del universo, los constituyentes de la leche y como se forman, el desarrollo del embrión humano y muchas otras verdades científicas sin equivocarse ni una sola vez?!

En su disertación titulada “El sorprendente Corán”, Gary Miller trata muchos otros aspectos del Corán, de los que sólo mencionaremos tres de ellos:

  • El primer aspecto es la sorprendente relación entre palabras y números. Tenemos por ejemplo la palabra “qalu” que significa “ellos dicen” o “dicen”, que se repite 332 veces en el Corán; y el imperativo “qul” que significa “di” y se repite 332 veces. ¡Exacto para refutar lo que “ellos dicen! La frase “siete cielos” aparece siete veces en el Corán. ¡Hay doce meses en el año y la palabra “shahr”, que significa ‘mes’, aparece doce veces en el Corán! ¡La palabra “iaum”, que significa “día”, aparece 365 veces en el Corán!
  • Otro aspecto importante de los mencionados por Miller, es el concerniente a la diferencia entre el uso de una palabra y la simple mención de la misma. Cuando utilizamos una palabra, es su significado el que tomamos en cuenta, y cuando se menciona una palabra, es la palabra misma lo que se toma en cuenta. Por ejemplo, si digo: “Bagamoyo es una ciudad pequeña” es el significado de Bagamoyo lo que se está tomando en cuenta; pero si digo: “Bagamoyo tiene dos “A” y dos “O”, es la palabra en sí lo que se está tomando en cuenta. Consideremos la siguiente afirmación: “La juventud viene antes de la edad adulta, excepto en el diccionario”, si uno no tiene en cuenta la mencionada diferencia es muy probable que caiga en confusión.

Miller dice:

“Si alguien dice: No hay en La Biblia equivocaciones. Alguien podría refutarle fácilmente si le muestra el pasaje bíblico donde se lee que “David cometió una equivocación”. Pero este sería un truco, porque La Biblia no dice que “equivocación” - la palabra - no se encuentra en sus páginas. En la sura 4 verso 82, el Corán dice:

“¿Es que no han reparado en el Corán?, si procediera de otro que no sea Allah, hallarían en él muchas contradicciones”.

La palabra árabe traducida como “contradicciones” es “ijtilafan”. Ahora bien, si repitiéramos el truco anterior - el caso de la palabra “equivocación” en La Biblia - y lo aplicamos al Corán buscando esta vez la palabra “contradicción”, no obtendríamos el mismo resultado. Si alguien buscase en el Corán otra mención de la palabra ‘ijtilafan’ - para decir “¡Aquí hay otra ‘ijtilafan’ mencionada!, por lo tanto ¡el Corán no es divino!” y esta persona se sorprendería al ver que - además de que en el Corán no hay contradicciones según el significado de la palabra, - la misma palabra “ijtilafan” aparece una sola vez en todo el Corán, en el verso mencionado 4:82[16]. Este mismo tipo de problema fue también evitado en 2:2.

  • Otro impresionante punto mencionado por Miller es el hecho de que cuando el Corán dice: “La similitud entre esto (X) con esto (Y) es como la de...”, la cantidad de veces que las cosas comparadas - X o Y - aparecen en el Corán es siempre la misma. Algo más impresionante aún, es que hasta en el verso donde se comenta la similitud, las cosas comparadas han sido mencionadas un número igual de veces si contamos desde el primer capítulo del Corán. Aquí presentamos dos de estos ejemplos:

En su capítulo 3 verso 59, el Corán dice:

“Por cierto que el ejemplo de Jesús, ante Allah es semejante al de Adán, a quien creó de barro y luego le dijo: ¡Sé! Y fue”.

Adán fue mencionado 25 veces en el Corán, Jesús ha sido mencionado también 25 veces. Lo que es más increíble, en el capítulo y verso anteriormente citado Adán está siendo mencionado por séptima vez si contamos desde el primer capítulo del Corán. Al mismo tiempo, Jesús está siendo citado por séptima vez - en el mismo verso -, siempre contando desde el primer capítulo.

Adán fue mencionado en los siguientes versos: 2:31, 2:33, 2:34, 2:35, 2:37, 3:33, 3:59 - por séptima vez -, 5:27, 7:11, 7:19, 7:26, 7:27, 7:31, 7:35, 7:172, 17:61, 17:70, 18:50, 19:58, 20:115, 20:116, 20:117, 20:120, 20:121, 36:60 = 25 veces.

Jesús fue mencionado en los siguientes versos: 2:87, 2:136, 2:253, 3:45, 3:52, 3:55, 3:59 - por séptima vez -, 3:84, 4:157, 4:163, 4:161, 5:46, 5:78, 5:110, 5:112, 5:114, 5:116, 6:85, 19:34, 33:7, 42:13, 43:63, 57:27, 61:6 y 6:14 = 25 veces.

Algo para tener presente es que la cronología de la revelación coránica es muy diferente al presente orden del Corán. El capítulo dos, por ejemplo, fue revelado en partes durante nueve años y habla acerca de setenta diferentes situaciones[17].

En el capítulo siete verso 176, el Corán compara a la gente que sigue sus vanos deseos y rechazan los signos de Dios con un perro:

“Se comportó como el perro que si le llamas jadea y si le dejas también jadea. Este es el ejemplo de quienes desmienten nuestros signos”.

La frase “quienes desmienten nuestros signos” - “alladhina kadhabu biayatina” - aparece cinco veces en el Corán; la palabra “perro” - kalb – se cita también cinco veces. Ambos aparecen por primera vez en el verso 7:176.

La frase “quienes desmienten nuestros signos” aparece en la siguiente secuencia: 7:176 - primera vez -, 7:177, 21:77, 25:36 y 62:5= cinco veces.

La palabra “perro” aparece en esta secuencia: 7:176 - primera vez -, 18:18, 18:22, 18:22, 18:22=cinco veces[18].

Y cuando el Corán dice: “Esto no es igual que aquello...” el número de menciones totales de ambas cosas también es diferente[19].

Si reflexionamos acerca del primer ejemplo citado veremos, que en el momento en que Jesús es citado por primera vez (2:87) Adán ya había sido mencionado cinco veces, faltando solamente dos veces más para completar las siete. Aún así, el Corán reduce esta diferencia y en el momento en que los dos nombres son citados en 3:59 ya están igualados.

Sin lugar a dudas, el Corán ha desafiado a aquellos que dudan de sus fuentes al producir un libro similar a él.

La evidencia disponible muestra que lo más razonable es creer que el Corán es una revelación de Dios[20].

Ante la evidencia existente se nos hace claro que una persona puede rechazar o ignorar al Corán, pero no puede refutarlo ni desaprobarlo por ser falso.

Hamza Mustafa Njozi

Traducción: Lic. Anas Amr Quevedo

Revisión: Lic.Muhámmad Isa Garcia

          Lic. Isa Amr Quevedo

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[1] Ibíd. Pág. 180-184.

[2] Ibíd. Pág. 191-192.

[3] Ibíd. Pág. 193-194.

[4] Ídem

[5] Maurice Bucaille. Op. cit. Pág. 194-195.

[6] Ibíd. Pág. 198.

[7] Ibíd. Pág. 201-202.

[8] Ibíd. Pág. 207.

[9] Revista Islamic Horizons. Pág. 10. Vol. 16, No. 11 y 12, Nov. 1987.

[10] Este poema aparece en varias antologías, lo hemos tomado de: William Shakespeare. The Poems. Cambridge, Cambridge University Press, 1966, “The Rape of Lucrete”, líneas 834-840, Pág.75.

[11] Enciclopedia Británica. Vol. III, Pág. 304.

[12] Maurice Bucaille. Op. cit. Pág. 209-210.

[13] Ibíd. Pág. 213-214.

[14] Ibíd. Pág. 215.

[15] Ibíd. Pág. 218-219.

[16] Nota del traductor: La palabra “ijtilafan” aparece una sola vez en el Corán, y la única vez  que lo hace ¡es para negar la posibilidad que haya contradicciones en el Corán!

[17] Ver o escuchar la serie de entrevistas con el Dr. Gamal Badawi acerca de “Las fuentes del Islam, el Corán: El más grande milagro”. El video y las cintas de audio son distribuidas por la Fundación Islámica de Información, Halifax, Canadá. En estas cintas Badawi también discute el milagro lingüístico del Corán y muchos otros aspectos.

[18] En su capítulo 14, verso 26, el Corán dice: “Compara una palabra vil con un árbol innoble que...”. En el Corán hay once referencias al “árbol” en asociación al mal y once referencias a la “palabra” en asociación al mal. Ambas palabras aparecen en el verso anterior por sexta vez. (14:26)

[19] Para más detalles ver o escuchar la disertación de Gary Miller sobre “The Amazing Qur’an” llevada a cabo en Dubai en 1983.

[20] Algunos estudiosos han sugerido que Satán fue probablemente el autor del Corán. Ver Normann Daniel. Op. cit. Pág. 83 - 94. El Dr. Martin Lutero (Fundador de la Iglesia Luterana) tenía el mismo punto de vista. Ver el artículo de Siguard Von Sicard, “Lutero y los Musulmanes” en el Africa Theological Journal, Vol. 9, No. 2, Julio de 1980, Pág. 22-38. La debilidad de esta afirmación se evidencia fácilmente por el hecho de que el Corán no sólo ha maldecido a Satán y lo ha declarado el peor enemigo del hombre, sino que también ordena en 16:98 que antes de leer el Corán se debe buscar refugio en Dios, “de Satanás el maldito”. “Satanás se ha hecho un gran daño aquí si es que es el autor”. Y, como dice La Biblia: “Y si Satanás se levanta contra sí mismo, y se divide, no puede permanecer, sino que ha llegado a su fin” Marcos 3:26

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