La religión de la verdad I

La religión de la verdad I

Capítulo Uno

Como conocer a Al-láh, El Gran Creador

Debemos saber que nuestro Señor, quién nos creó de la nada y nos sustenta con su generosidad, es Al-láh, el Señor de los mundos. Los dotados de razonamiento, los creyentes no lo vieron, pero lo reconocieron por las señales claras que evidencian su existencia y que probaban que Él es el Creador y el Sustentador de todos los seres creados.

Algunas de estas evidencias son:

1. El universo, la humanidad y la vida son todos seres creados, con un limitado alcance de existencia. Todo ser dependiente es creado y, en consecuencia, debe tener un creador. Este Gran Creador es Al-láh, que nos informó a través de libros que reveló a sus Mensajeros que Él es el Origen y el Sustentador de todos los seres creados. El rol de sus Mensajeros era transmitir las palabras de Al-láh a la humanidad e invitar a la gente a creer en Al-láh y adorarlo solamente a él.

Al-láh dijo en el Corán:

“En verdad vuestro Señor es Al-láh, Quien creó los cielos y la Tierra en seis días[1], y luego se estableció sobre el Trono[2]. Hace que la noche y el día se sucedan ininterrumpidamente. Y creó el sol, la luna y las estrellas sometiéndolos a Su voluntad. ¿Acaso no Le pertenece la creación y Él es Quien dictamina las órdenes según Le place? ¡Bendito sea Al-láh, Señor del Universo!”. (7:54)

Con este versículo Al-láh le informa a la humanidad que Él es su señor, que los creó a ellos, a la tierra y a los cielos en seis días y que luego Él se estableció sobre Su Trono. El Trono se encuentra elevado sobre los cielos. Es la cosa más grandiosa que Al-láh haya creado. Y Al-láh está sobre ese trono, Él, glorificado sea, está con todas sus criaturas a través de su conocimiento, su oído y su visión. Nada de lo que ellos hagan le es oculto. Al-láh también indicó que Él hace que la noche cubra al día con su sombra que lo sigue rápido, y Él creó el sol, la luna y las estrellas, y las hizo para que le sirvan y giren en sus órbitas, según sus órdenes. Al-láh nos informa que solamente a Él le pertenece la creación y la soberanía y que Él es el Supremo, el Perfecto en sí mismo y sus atributos, el inmensa y permanentemente Generoso, y que Él es el Señor de los mundos, que creó a la humanidad de la nada, y la sustenta con sus gracias y favores.

Al-láh afirma en el Corán:

 “Entre Sus signos están la noche y el día, el sol y la luna; si realmente es a Él a Quien adoráis entonces no adoréis al sol ni a la luna prosternándoos ante ellos, sino adorad a Al-láh y prosternaos ante Él [solamente], pues es Quien os ha creado”. (41:37)

  1. En este versículo Al-láh nos informa que el día, la noche, el sol y la luna son algunos de sus signos. Al-láh le prohíbe a la gente prosternarse ante el sol o la luna pues son objetos creados como otras criaturas. Y no le corresponde a una criatura ser adorada. Y siendo la prosternación una forma de adoración, Al-láh le ordena a la gente en esa aleya como en otras, que esta prosternación debe dirigirse solamente a Al-láh, porque Él es el Creador, el Sustentador y el único Dios verdadero que merece ser adorado.
  2. La creación del macho y la hembra: pues la existencia de ambos es una evidencia de Al-láh.
  3. La variedad de los idiomas y los colores de los seres humanos: Pues no existen dos personas idénticas en color, voz,… etc., sino que necesariamente debe haber diferencias entre ambas.
  4. La diversidad de las fortunas en la vida es una evidencia de la existencia de Al-láh, el Creador. Aunque Él dota a todos los hombres con intelecto, conocimiento e incentivo en la competencia para obtener riqueza, dignidad, son claramente diferentes en sus fortunas. Nadie obtiene una porción más que lo que Al-láh ha designado para él. La razón subyacente de tal diversidad en las fortunas es que Al-láh prueba a la gente, y les hace ayudarse mutuamente en beneficio de toda la humanidad. Quien sea desafortunado en esta vida, pero es paciente creyendo firmemente en Al-láh, será recompensado en el más allá, y su porción de dicha será aumentada en los Jardines del Edén. A pesar de ello, la gente pobre, incluso en esta vida mundanal, generalmente goza de un gran número de privilegios psicológicos y salud, de los cuales son privados muchas personas adineradas, y eso es parte de la sabiduría y la justicia de Al-láh.
  5. El Sueño y la visión veraz con la que Al-láh el Altísimo le muestra a quien está durmiendo algo de lo oculto ya sea por albricia o por  advertencia.
  6. El espíritu cuya naturaleza es desconocida a cualquier persona excepto a Al-láh.
  7. La creación del Ser humano, de sus sentidos, de su sistema nervioso, de su intelecto, y de su sistema digestivo,… etc.
  8. La lluvia que Al-láh envía para dar vida a la tierra muerta y dar vida a las plantas de cada clase y los distintos tipos de árboles… etc. Éstos son solamente algunos de los centenares de pruebas que Al-láh el Todopoderoso mencionó en el Corán. Todas estas evidencias prueban la existencia de Al-láh, el Creador y el Sustentador de todas las criaturas.
  9. La gente, por su carácter natural e interno, cree que llegó a la existencia porque fue creado y sustentado por el Creador. Al-láh es el creador y el Sustentador de todas las criaturas. Quien niega esta naturaleza interna se pierde. Por eso, el ateo, que niega la existencia del Creador, lleva una vida triste y pesimista, y su destino será el infierno por haber negado la existencia de quien lo creó, excepto que se arrepienta y crea en Al-láh, en su religión y su mensajero.

De entre los atributos de Al-láh, glorificado sea se encuentra que Él es el primero, quien no tiene inicio, el viviente por toda la eternidad, el rico que no necesita de nadie, el Uno y Único, quien no necesita asociados.

Al-láh dijo en el Corán:

Di: Él es Aláh, la única divinidad. Al-láh es el Absoluto [de Quien to­dos necesitan, y Él no necesita de nadie]. No engendró, ni fue engen­drado. No hay nada ni nadie que sea semejante a Él”. (112:1-4)

Cuando los incrédulos le preguntaron al Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Al-láh sean con él) acerca de los Atributos de Al-láh, Al-láh reveló esta Sura (capítulo) a Su Profeta y le ordenó decirles que Al-láh es Uno y Único, y que no tiene asociados, el Omnisciente, el Eterno, el Vivo y el Sustentador. A Él le pertenece el dominio absoluto sobre toda la creación. Sólo en Él la gente debe buscar refugio, y solamente a Él se le debe pedir ayuda ante las necesidades. Él no engendró ni fue engendrado; Él no tiene hermano, hijo, padre o madre, porque la progenie, nacimiento y descendencia son características de los seres creados, y no un atributo del Gran Creador. En este versículo, y otros del Corán, Al-láh niega absolutamente la creencia de que Jesús es hijo de Al-láh, la falsa reivindicación de algunos judíos de que Ezra es el hijo de Al-láh y la falsa creencia de quienes dicen que los ángeles son las hijas de Al-láh. Todas estas formas de falsedad han sido refutadas en el Corán; Al-láh afirmó que Él creó con Su poder a Jesús (la paz sea con él) de una madre y sin un padre, de la misma manera como Él creó a Adán, el padre de la humanidad de la arcilla, Eva, la madre de la humanidad de las costillas de Adán y a sus hijos de sus fluidos seminales.

En un principio Al-láh creó todo de la nada; luego decretó un sistema para Sus criaturas el cual nadie excepto Él puede cambiar. Por lo tanto, es uno de los milagros de Al-láh que Él creó a Jesús; la paz sea con él, de una madre sin un padre; otro milagro de Al-láh es que le dio a Jesús la habilidad de hablar cuando aún era un bebé en la cuna. Al-láh le dio a Moisés, la paz esté con él, el milagro del cayado. Su cayado se convirtió en una serpiente cuando Moisés lo lanzó, y cuando este golpeó el mar con su cayado, el mar se dividió y se convirtió en un camino a través del cual Moisés y sus seguidores fueron salvados de las huestes del Faraón que lo perseguía. Al-láh también le dio al sello de los Profetas, Muhámmad, la paz y las bendiciones del Al-láh sean con él, el milagro de partir la luna, hizo que los árboles lo saludaran a su paso, y a los animales testificar en voz alta que él es el Mensajero de Al-láh y la gente los escucho decir: atestiguo que tú eres el mensajero de Al-láh.

Al-láh hizo viajar al Profeta en el Buráq desde la Mezquita Sagrada en La Meca hasta la Mezquita Al-Aqsa en Jerusalén, luego fue ascendido al cielo acompañado por el ángel Gabriel y tener el honor de estar en la presencia de Al-láh, glorificado sea, quien habló con Su Profeta y le ordenó a él y a sus seguidores hacer la oración canónica. En su camino de regreso a La Meca el Profeta, la paz y las bendiciones del Al-láh sean con él, vio a los habitantes de cada cielo, todos estos eventos tuvieron lugar antes del amanecer. El milagro del viaje nocturno y el ascenso a los cielos es bien conocido, ya que es mencionado en el Corán, las tradiciones proféticas y los libros de historia.

Algunos de los atributos de Al-láh

Él es el Omnisciente, el Omnipotente y tiene la habilidad de hacer todo; nada puede velar Su vista o Su Oído. Al-láh sabe lo que crece en los úteros, lo que está oculto en los corazones y sabe todo lo que ha pasado y todo lo que pasará. Cuando Él desea una cosa, simplemente ordena: “Sea y es”. Al-láh se atribuyó a sí mismo el habla. Él le habla a quien desea lo que desea. Al-láh ha hablado a Moisés y a Muhámmad el último de los Mensajeros, que la paz y las bendiciones del Al-láh sean con él. El Corán, en sus letras y sus significados, es el habla de Al-láh, revelado a Su Mensajero Muhámmad, que la paz y las bendiciones de Al-láh sean con él. Por lo tanto, el Corán es uno de los Atributos de Al-láh y no una creación como la secta desviada Mu'ttazila cree.

Entre los atributos de Al-láh por los cuales Sus Mensajeros lo describen se encuentran: su Rostro, sus manos, el establecimiento sobre su Trono, el descenso al cielo más cercano, su Complacencia y su enojo… etc.

Al-láh se complace de los creyentes y se enoja con los incrédulos y los que cometen pecados, y al igual que los demás atributos, la complacencia y el enojo de Al-láh no se comparan con los atributos de los seres creados, no se niegan ni se afirma el cómo.

El Corán y las tradiciones proféticas confirman que los creyentes verán a Al-láh en el Día del Juicio y durante su residencia eterna en el Paraíso. Los Atributos de Al-láh, glorificado sea, han sido explicados claramente en el Sagrado Corán y las tradiciones Proféticas. Es por esto que, aquel que desee saber más acerca de estos atributos divinos puede consultar estas fuentes.

La razón de ser para la creación de la Humanidad

Si sabemos que Al-láh es nuestro Señor que nos creó, también debemos saber que Él no nos creó sin un propósito, sino que nos creó para adorarlo. La evidencia que prueba esto está mencionada en el Corán:

Por cierto que he creado a los genios y a los hombres para que Me adoren. No pretendo de ellos ningún sustento, ni quiero que Me ali­menten. Al-láh es el Sustentador, y Él posee un poder grandioso”. (51: 56-58)

En este versículo, Al-láh declara que creó al ser humano para que lo adorara a Él Solamente, y que Él es independiente y no necesita de ninguna provisión de Sus siervos. Al-láh es Todopoderoso y Sustentador de la humanidad y de todas las criaturas. Al-láh causa que la lluvia caiga a la tierra, y por lo tanto produce todo tipo de frutos y riquezas con las que Él favorece a la humanidad.

En lo relativo a las otras criaturas que no son dotadas con la razón, Al-láh declaró que Él las creó para el beneficio del hombre. Por lo tanto, la acción y el comportamiento del hombre hacia estas criaturas debe ser regulado por las leyes de Al-láh. Cada criatura, cada estado de movimiento o quietud ha sido creado con una razón especial. Al-láh ha señalado muchas de estas razones subyacentes en el Corán; los expertos de la ley Islámica las conocen acorde al conocimiento que hayan alcanzado.

Las diferencias en el tiempo de vida, medios de sustento, incidentes durante la vida e incluso los infortunios son causados por la voluntad de Al-láh para probar a Sus siervos. De esta forma, quien se someta a Al-láh, se complazca con lo que Él haya designado, y se proponga ganar Su complacencia, será recompensado generosamente; Al-láh le dará felicidad en su vida mundanal y en el Más Allá. Pero, quien se rehúse a someterse a Al-láh, esté descontento con lo que haya sido destinado para él, y lo desobedezca, sufrirá la ira de Al-láh, y sentirá miseria en esta vida y en el Más Allá.

Le pedimos a Al-láh que nos conceda su complacencia y nos proteja de su ira.

La Resurrección, el Día del Juicio Final, La Retribución, el Paraíso y el Infierno

Si sabemos que Al-láh nos creó para adorarlo solamente a él, debemos comprender que Al-láh ha dicho en Sus escrituras que nos resucitará después de la muerte con el fin de recompensarnos por nuestras acciones en esta vida.

A través de la muerte, el ser humano pasa de esta vida de obra y temporal a la vida de la retribución y la eternidad. Cuando el tiempo de vida del hombre termina, Al-láh le ordena al ángel de la muerte poner fin a su vida. De esta forma sufre la agonía de la muerte cuando su espíritu es sacado de su cuerpo. Si el hombre ha creído en Al-láh y le ha obedecido, su espíritu disfrutará la morada de la dicha (el Paraíso), pero si el hombre descreyó de Al-láh, y negó la resurrección y la retribución luego de la muerte, su espíritu sufrirá el tormento hasta que termine este mundo.

Luego comenzará el día del juicio final y morirán todas las demás criaturas hasta que no quede nadie sino Al-láh, luego Al-láh resucitará a toda la creación. Cada cuerpo será restaurado a su alma en la misma forma como había sido antes; incluso los animales serán resucitados. Entonces, todos serán retribuidos por sus acciones, hombres y mujeres, gobernantes y pueblos, ricos y pobres. Nadie será oprimido ni tratado injustamente; cada uno tendrá la justa recompensa por sus acciones. Quien haya cometido una injusticia, incluso contra un animal será retribuido. Hasta entre los animales se hará justicia y luego serán convertidos en polvo pues ellos no entrarán ni al Paraíso ni al Infierno.

Los seres humanos y los genios serán recompensados por sus acciones; cada uno tendrá su parte de recompensa o castigo de acuerdo con lo que haya realizado en su vida mundana. Los creyentes que obedecieron a Al-láh y siguieron a Sus Mensajeros serán guiados a los Jardines del Edén incluso si fueron los más pobres; los incrédulos que negaron la fe serán llevados al fuego del Infierno, incluso si fueron los más nobles y ricos hombres en esta tierra.

Al-láh dijo en el Corán:

¡Oh, humanos! Os hemos creado a partir de un hombre y una mujer, y os congregamos en pueblos y tribus para que os conozcáis los unos a los otros. En verdad, el más honrado de vosotros ante Al-láh es el más piadoso. En verdad Al-láh todo lo sabe y está bien informado de lo que hacéis”. (49: 13)

El Jardín del Paraíso

El Jardín es la morada de la dicha; y está más allá de toda descripción. Tiene cien niveles; cada uno de sus habitantes permanecerá en el nivel adecuado a su grado en creencia y obediencia a Al-láh. El grado más bajo en el Jardín es setenta veces superior a todas las bendiciones mundanas que el más lujoso rey pueda jamás disfrutar.

El Fuego del Infierno

Qué Al-láh nos proteja de él. El fuego del Infierno es la morada del tormento en el Más Allá. Éste contiene terribles clases de tormento y castigo. Si la muerte fuera posible en el Más Allá, la gente moriría tan pronto como vieran el Fuego del Infierno; pero la muerte solo ocurre una vez, cuando el ser humano pasa de esta vida mundana a la otra vida del Más Allá, y no hay muerte en el Más Allá, incluso para los habitantes del Fuego del Infierno.

Como he mencionado antes, una descripción completa de la muerte, la resurrección, la retribución, el Jardín y el Fuego es mencionada en diversos versículos del Sagrado Corán. Hay mucha evidencia que prueba la resurrección después de la muerte, el ajuste de cuentas y la retribución. Al-láh menciona en el Sagrado Corán:

De ella [la tierra] os hemos creado, a ella os haremos retornar [cuando muráis], y de ella os haremos surgir nuevamente [el Día de la Resurrección]”. (20: 55)

 “Y [este incrédulo] nos propone ejemplos olvidando cómo ha sido creado y dice: ¿Quién dará vida a los huesos cuando estén ya carcomidos? Dile [¡Oh, Muhámmad!]: Les dará vida Quien los creó por primera vez; pues Él tiene conocimiento de todo.” (36: 78 - 79)

Los incrédulos alegan que no serán resucitados. Diles [¡Oh, Muhámmad!]: ¡[Juro] Por mi Señor que así será! Seréis resucitados, y luego se os informará de cuánto hicisteis. Y sabed que ello es fácil para Al-láh”. (64:7)

En estos versículos, Al-láh, glorificado sea, informó a la humanidad que Él los creó de la tierra, a través de la creación de su padre Adán a partir del polvo. Y que a ella serán devueltos luego de la muerte al ser sepultados en sus tumbas como una honra para ellos. Luego Al-láh los revivirá y los levantará de sus tumbas para hacerlos rendir cuentas por sus acciones.

En el segundo versículo, Al-láh refuta los falsos pretextos de un incrédulo que niega la resurrección, y encuentra extraño que los huesos puedan ser revividos nuevamente. El versículo señala a tal incrédulo que Al-láh, que ha creado estos huesos con anterioridad de la nada es ciertamente capaz de recrearlos nuevamente. En el tercer versículo, Al-láh le ordena a Su Mensajero jurar que Al-láh resucitará a los incrédulos luego de su muerte, y que los informará de lo que ellos hicieron durante su vida, luego los retribuirá por sus acciones; y este asunto es fácil para Al-láh.

Es señalado en otro versículo Coránico que será dicho a aquellos que negaron la resurrección, mientras sufren de tormento en el infierno: “Prueben el tormento del fuego que solían negar”. (32:20)

Control y Registro de las Acciones y Dichos del ser Humano

Al-láh, glorificado sea, dijo que Él conoce todo lo que el hombre haga o diga, ya sea bueno o malo, ya sea hecho en público o en secreto. Todo lo que ha de suceder ha sido designado por Al-láh en la Tabla Preservada incluso antes de que los cielos, la humanidad y las demás criaturas fueran creadas.

De acuerdo con los versículos Coránicos, cada ser humano es custodiado por dos ángeles, uno a su derecha registrando las buenas acciones, el segundo a su izquierda registrando las malas acciones que cometa, y ambos ángeles nunca descuidan o dejan de registrar palabras ni actos. En el Día del Juicio Final, cada uno recibirá su libro, en el cual todas sus acciones y dichos han sido registrados. Él leerá y confesará todo lo que ha hecho en su vida mundana. Si lo niega, sus propios oídos, ojos, manos, piernas y piel testificarán contra él. El Sagrado Corán ha explicado todos estos asuntos claramente y en detalle:

 “No pronuncia palabra alguna sin que a su lado esté presente un ángel observador que la registre”. (50: 18)

Sabed que hay ángeles que registran vuestras obras, nobles escri­bas que saben lo que hacéis”. (82: 10-12)

El Verdadero Testimonio

Atestiguo que no hay dios sino Al-láh, y atestiguo que Muhámmad es el Mensajero de Al-láh. Atestiguo que el Paraíso y el Infierno son reales, que el Día del Juicio es cierto, que Al-láh resucitará a la gente luego de su muerte para juzgarlos y retribuirlos por sus acciones. Atestiguo que cualquier cosa que haya sido mencionada por Al-láh en Su Libro (El Corán) o a través de las tradiciones de Su Profeta Muhámmad es cierta.

Yo me permito invitar a todas las personas a creer en este testimonio, declararlo abiertamente y comportarse de acuerdo con su significado, porque ésta es la única forma de salvación.

Capítulo Dos

Conociendo al Profeta

Si sabemos que Al-láh es nuestro Señor que nos creó, y que Él nos resucitará luego de la muerte para recompensarnos por nuestras acciones, también debemos saber que Al-láh nos ha enviado un Mensajero y nos ha ordenado obedecerlo y seguirlo. Al-láh nos informó que el único método para saber cómo adorarlo a Él en una forma correcta es seguir a este Mensajero, y adorar a Al-láh de acuerdo a la religión que le fue revelada.

Este honorable Mensajero en el que toda la humanidad debe creer y seguir, es Muhámmad, el Profeta que no sabía leer ni escribir, el sello de los Mensajeros, y el Último Mensajero de Al-láh a la humanidad.

Tanto Moisés como Jesús albriciaron la venida del Profeta Muhámmad. Estas noticias fueron claras en más de 40 versículos del Antiguo y Nuevo Testamento, pero los judíos y los cristianos tergiversaron estos libros.[3]

Este honorable Profeta a quien Al-láh ha enviado como sello de la profecía para toda la humanidad es Muhámmad, el hijo de Abdullah, el nieto de Abdul Muttalib, el Hashimi y Qurashi. Muhámmad fue el hombre más honorable y honesto que vivió jamás en la tierra. Muhámmad, es descendiente del Profeta Ismael, hijo del Profeta Abraham. Nació en La Meca en el año 570 d.C. El momento de su nacimiento fue testigo de muchos eventos milagrosos: esa noche el cielo fue iluminado por una grandiosa luz que fue registrada en los libros de historia, los ídolos adorados por Quraish en La Meca cayeron, el trono de Cosroes rey de Persia fue sacudido y una docena de sus almenas fueron tumbadas.

Incluso el gran fuego que los persas solían adorar se apagó, a pesar de que no se había apagado en los últimos 2000 años.

Estos fueron todos signos y albricias para la gente de que el último de los Profetas había nacido en esa noche, que él destruiría la adoración de ídolos y que llamaría a los árabes, persas y griegos a adorar sólo a Al-láh y seguir Su verdadera religión. Estos signos fueron además una advertencia a esta gente de que si se rehusaban a seguir al último de los Profetas, Al-láh le daría a él y a sus seguidores la victoria sobre los paganos árabes, persas y griegos; y que el Profeta propagaría su religión, que es guía y luz de Al-láh para la humanidad. Y eso fue exactamente lo que sucedió luego del envío del Profeta Muhámmad que la paz y las bendiciones de Al-láh sean con él.

Al-láh dotó a Muhámmad, que la paz y las bendiciones de Al-láh sean con él, a través de los siguientes favores que lo distinguieron entre sus hermanos, los Profetas anteriores:

Primero: Muhámmad es el sello de los Profetas y no hay ningún Profeta enviado luego de él, que la paz y las bendiciones de Al-láh sean con él.

Segundo: Su mensaje es un mensaje universal. Al-láh lo envió a todas las naciones y no a una nación o a un clan en especial. Como el mensaje de Muhámmad está orientado a todas las personas del mundo sin excepción, entonces, quien sea que siga la religión de Muhámmad y lo obedezca tendrá la salvación y encontrará su camino al paraíso, y quien sea que lo desmienta merecerá el Fuego del Infierno. Los judíos y los cristianos también tienen la obligación de seguir a Muhámmad; si lo desmienten, no solamente descreerán de él, sino también de Moisés, Jesús y todos los Profetas. Ya que todos los Profetas que precedieron a Muhámmad, que la paz y las bendiciones de Al-láh sean con ellos, anunciaron su venida, y ordenaron a sus seguidores que creyeran en él.

La religión de Muhámmad, el Islam, es la misma religión que había sido revelada a los Profetas anteriores, excepto que el Islam obtuvo su perfección absoluta durante la misión de Muhámmad, el sello de los Profetas. Consecuentemente, nadie debe adoptar otra religión distinta al Islam, la perfecta religión que sustituye a todas las otras religiones, la religión de la verdad que está protegida.

Respecto al judaísmo y el cristianismo, ambas religiones han sido cambiadas y tergiversadas a lo largo de la historia. Por otro lado, cada musulmán que sigue a Muhámmad es, al mismo tiempo, un seguidor de Moisés, Jesús y los demás Profetas. Asimismo cada incrédulo en el Islam es también incrédulo en Moisés, Jesús y los demás Profetas incluso si pretende ser uno de sus seguidores. Esto explica por qué muchos rabinos judíos y monjes cristianos se apresuraron a acoger el Islam y creer en Muhámmad.

Los historiadores que escribieron la biografía del Profeta Muhámmad estimaron que los milagros que prueban su condición de Profeta suman más de mil. Entre estos milagros estaba el sello de su condición de Profeta entre sus hombros en la forma de lunar componiendo estas palabras: “Muhámmad es el Mensajero de Al-láh”. Uno de sus milagros fue que las nubes le daban sombra a donde quiera que él caminara en el caliente sol de verano, la piedras glorificaban a Al-láh cuando el ponía su mano sobre ellas, los árboles lo saludaban cuando él pasaba. Igualmente él vaticinaba los eventos por suceder en los años venideros, y estos eventos se cumplían. Los eventos aun no sucedidos del oculto, acerca de los cuales el Profeta nos informó están registrados en libros tales como el libro de Ibn Kazir “Al-Nihayah” el libro titulado “Kitab Al-Ajbar Almusha'fi Ashrat As-sa'a” y los capítulos que tratan sobre los signos del Día del Juicio Final en libros de Hadiz (tradiciones del Profeta que la paz y las bendiciones de Al-láh sean con él). 

Todos estos milagros son similares a los milagros dados a otros Profetas, pero Muhámmad, que la paz y las bendiciones de Al-láh sean con él, fue privilegiado con un milagro inmortal y racional con el que ningún Profeta antes que él había sido dotado, este milagro que permanecerá hasta el fin de los tiempos es el “Sagrado Corán”, la palabra de Al-láh.

Al-láh asumió la tarea de custodiar el Corán contra toda clase de cambio o tergiversación. Hay miles de millones de copias del Corán por todo el mundo. Todas estas copias son idénticamente similares. Si alguien trata de cambiar una letra en una palabra Coránica, su acción será evidenciada. En lo que respecta al Antiguo y Nuevo Testamento, cada copia difiere de la otra, porque los judíos y los cristianos cambiaron estos libros y los tergiversaron cuando Al-láh les había confiado custodiarlos. Pero en cuanto al Corán, Al-láh prometió protegerlo de todo cambio humano. Él dijo:

En verdad Nosotros hemos revelado el Corán y somos Nosotros sus custodios.” (15:9).

Evidencias Racionales de que el Corán es la Palabra de   Al-láh revelada a Su Mensajero Muhámmad

Una de las más lógicas evidencias que prueban que el Corán es la revelación de Al-láh a Su Mensajero Muhámmad, que la paz y las bendiciones de Al-láh sean con él, es el hecho de que Al-láh haya desafiado a los incrédulos de Quraish a producir un libro como el Corán. A pesar de que el Corán fue revelado en su propio idioma, y que ellos eran maestros de la retórica, la elocuencia, la poesía y la literatura, fallaron en su intento de producir incluso un capítulo (Sura) similar a él. Al-láh dijo que si toda la humanidad apoyada por los Genios, tratara de producir un libro como el Corán, nunca serían capaces de producir algo similar:

Diles: Si los hombres y los genios se unieran para hacer un texto similar al Corán, no podrían lograrlo, aunque se ayudaran mutuamente”. (17: 88)

Si el Corán hubiera sido las palabras de Muhámmad, o la producción de cualquier otro mortal, los incrédulos, con su elocuencia y fluidez, hubieran sido capaces de encarar el desafío y producir una Sura similar al Corán. Pero fallaron porque el Corán es la palabra de Al-láh. La superioridad del Corán sobre el habla de los mortales es como la sublimidad de Al-láh sobre sus criaturas. Como Al-láh, glorificado sea, no tiene igual, Sus palabras no son iguales a ninguna de las palabras de los mortales; y así queda demostrado que el Corán es la palabra de Al-láh, glorificado sea.

Como las palabras de Al-láh son comunicadas a la humanidad a través de un Mensajero enviado, consecuentemente, Muhámmad quien comunicó el Corán a la humanidad es un Mensajero enviado de Al-láh. Esto ha sido claramente señalado en el Corán:

Muhámmad no es el padre de ninguno de vuestros hombres, sino el Mensajero de Al-láh y el sello de los Profetas; y Al-láh todo lo sabe.” (33: 40)

Al-láh dijo también:

Y no te enviamos [¡Oh, Muhámmad!] sino como albriciador y amonestador para todos los hombres. Pero la mayoría lo ignora.” (34: 28)

Al-láh dijo:

Te hemos enviado [¡Oh, Muhámmad!] como misericordia para el mundo”. (21:107)

En el primer versículo, Al-láh señaló que Muhámmad, que la paz y las bendiciones de Al-láh sean con él, es Su Mensajero para toda la humanidad, y que él es el último de Sus Mensajeros. Por lo tanto, ningún Profeta será enviado después de Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Al-láh sean con él). Al-láh señaló también que Él había escogido a Muhámmad para esta noble misión, porque él es el hombre más apropiado y adecuado para llevarla a cabo. En el segundo versículo, Al-láh señaló que él había enviado a Muhámmad a la humanidad entera sin distinción de razas. Muhámmad es enviado a los negros y a los blancos, a los árabes y a los demás pueblos... etc., pero muchos hombres no reflexionan sobre esta verdad, y por eso se perdieron al reusarse a seguir a Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Al-láh sean con él).

En el tercer versículo, Al-láh se dirige a Su Profeta y le informa que él ha sido enviado como una misericordia para todos los seres creados. El Mensajero es la misericordia de Al-láh la cual Él dio a toda la humanidad. Por lo tanto, quien crea en el Profeta y lo siga está aceptando la misericordia de Al-láh y será recompensado con el Paraíso, y quien no crea en Muhámmad y se rehúse a seguirlo estará rechazando la misericordia de Al-láh y se hará merecedor de un severo castigo en el Fuego del Infierno.

Un llamado a la fe en Al-láh y en Su Mensajero Muhámmad, que la paz y las bendiciones de Al-láh sean con él:

Por todo esto te invitamos a ti que razonas, a que aceptes a Al-láh como tu Señor y a Muhámmad como el Mensajero de Al-láh; y te invitamos a que le sigas y obres según su legislación que Al-láh le reveló, que es la religión del Islam cuyas fuentes son: el Sagrado Corán (la palabra de Al-láh) y los dichos del sello de los Profetas, Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Al-láh sean con él) que han sido ratificados. Ya que Al-láh lo protegió de tal modo que no ordenaba sino lo que Al-láh ordenó y no prohibió sino lo que Al-láh prohibió; entonces di con sinceridad en tu corazón: acepto a Al-láh como mi Señor y mi único Dios, y di: acepto a Muhámmad como el Mensajero de Al-láh, y síguelo pues no hay salvación sino en ello, que Al-láh nos conceda la felicidad y la salvación ¡Amén!.


[1] Al-láh es capaz de crear el mundo entero en un instante menor al pestañar de un ojo. Él declaró que cuando quiere crear algo simplemente dice: “Sea y es”. La gradualidad de la creación del mundo en seis días, tiene una razón intencionada por Al-láh, glorificado sea.

[2] La palabra Istawa, en el idioma árabe, que es el idioma del Corán, significa: se ha establecido, se ha elevado sobre…. El istiwa de Allah sobre su Trono significa que Él se ha elevado o establecido sobre el Trono acorde a su divinidad, y nadie conoce el cómo excepto Él. Es un grave error interpretar esa palabra como hacen algunos desviados: Ha obtenido el poder sobre… (istawlah), ya que eso significa negar la realidad de los atributos en los cuales Allah se ha descripto a si mismo, y lo han descripto los profetas. Estas personas alegan que si afirman la realidad de los atributos de Allah, estarán comparando a Allah con los seres creados, cometiendo antropomorfismo. Pero este argumento es falso, porque la comparación se daría en el supuesto caso de que alguien diga: El atributo de Allah es similar al atributo de tal ser creado, mientras que afirmar los atributos acorde a la divinidad de Allah, sin antropomorfismo, sin comparación, sin indagar en el cómo,sin negación, ni metaforismos, es la metodología de los profetas que siguieron las primeras generaciones de musulmanes, los Salaf As-Salih, y ese es el camino que debe seguir el creyente, aunque la mayoría de la gente no lo haga.

[3]Ver el libro de “Al-Yawab Alsahih- liman baddala din AlMassih” (La respuesta correcta a aquellos que tergiversaron la religión revelada al Mesías) por Ibn Taimiah.  Ver también el libro de “Hidayaat AlHayarah” (Una guía para los perplejos, por Ibn Alqaim, ver también, el libro de Ibn Hisham “La historia de los profetas”. También “Milagros de la Profecía” de  Ibn Kazir.

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