El Verdadero Mensaje de Jesucristo III

El Verdadero Mensaje de Jesucristo III

“Evidencia” de la divinidad de Jesús

Existe un número de versos que han sido interpretados por las Iglesias Católica y Protestante como evidencia de la divinidad de Jesucristo. Sin embargo, al examinar detenidamente dichos versos, se pone en evidencia que, o las palabras son ambiguas, dejándolas abiertas a diversas interpretaciones, o son añadiduras que no existían en los manuscritos originales de La Biblia. Los siguientes son algunos de los argumentos más comunes:

1. Alfa y Omega

En el Libro de Apocalipsis 1, verso 8, se da a entender que Jesús dijo lo siguiente sobre sí mismo:

“Yo soy Alfa y Omega, dice el Señor Dios, Aquel que Es, que era y que ha de venir, el Todopoderoso.”

Esos son atributos de Dios. En consecuencia, Jesús, según los primeros cristianos, afirma aquí ser una divinidad. No obstante, las palabras mencionadas son tomadas de la versión King James. En la Versión Estándar Revisada, los estudiosos bíblicos corrigieron la traducción y escribieron lo siguiente:

“Yo soy el Alfa y la Omega, dice el Señor Dios,Aquel que Es, que era y que ha de venir, el Todopoderoso.”

También se hizo una corrección en la Nueva Biblia Americana producida por los católicos. La traducción de dicho verso fue enmendada para que quedara en el contexto correcto de la siguiente manera:

“Dice el Señor Dios: Yo soy el Alfa y la Omega, Aquel que Es, que era y que ha de venir, el Todopoderoso.

Con dichas correcciones, queda en evidencia que fueron palabras de Dios, no del Profeta Jesús.

 

2. La preexistencia de Cristo

Otro verso utilizado comúnmente para apoyar la divinidad de Jesús es Juan 8:58:

“Contestó Jesús: «En verdad les digo que antes que Abrahán existiera, Yo soy.»”

Este verso es considerado una prueba de que Jesús existió antes de su aparición sobre la tierra. La conclusión que se obtiene de esto es que Jesús debe ser Dios, dado que su existencia es anterior a su nacimiento en la tierra. Sin embargo, el concepto de preexistencia de los profetas, y del hombre en general, existe en el Antiguo Testamento y en el Corán. Jeremías se describe a sí mismo de la siguiente manera en El Libro de Jeremías 1:4-5:

“Me llegó una palabra de Yavé: «Antes de formarte en el seno de tu madre, ya te conocía; antes de que tú nacieras, yo te consagré, y te destiné a ser profeta de las naciones.»”

Se dice que el Profeta Salomón dijo lo siguiente en Proverbios 8:23-27:

“Antes de los siglos fui formada, desde el comienzo, mucho antes que la tierra. Aún no existían los océanos cuando yo nací, no había fuente alguna de donde brotaran los mares. Las montañas no habían aparecido, ni tampoco había colinas cuando fui dada a luz. Yavé no había hecho ni la tierra ni el campo, ni siquiera el primitivo polvo del mundo. Yo ya estaba allí cuando puso los cielos en su lugar, cuando trazó en el océano el círculo de los continentes”

Según Job 38:4 y 21, Dios se dirige al Profeta Job de esta manera:

“¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba la tierra? ¡Habla, si es que sabes tanto!... Pero lo sabes, pues naciste antes que ellas y grande es el número de tus días.”

En el Corán, Capítulo al-A’raaf, 7:172, Dios informó que el hombre existía en forma espiritual antes de la creación del mundo físico.

Y tu Señor creó a partir de Adán su descendencia e hizo que todos ellos atestiguaran [diciéndoles]: ¿Acaso no soy Yo vuestro Señor? Respondieron: Sí, lo atestiguamos. Esto es para que el Día de la Resurrección no digáis: No sabíamos [que Allah era nuestro Señor].

Por lo tanto, las palabras del Profeta Jesús «antes que Abrahán existiera, Yo soy.» no pueden utilizarse como evidencia de su divinidad. Dentro del contexto de Juan 8:54-58, se afirma que Jesús habló sobre el conocimiento que Dios tenía de Sus profetas, el cual es anterior a la creación de este mundo.

 

3. El Hijo de Dios

Otra de las evidencias utilizadas para la divinidad de Jesús es la aplicación del título “Hijo de Dios” a Jesús. Sin embargo, existen numerosos pasajes del Antiguo Testamento en el que se le da este mismo título a otros. Dios llamó a Israel (el Profeta Jacob) Su “hijo” cuando le dio instrucciones al Profeta Moisés para que fuera donde el Faraón en Éxodo 4:22-23.

“Tú entonces le dirás: Esto dice Yavé: Israel es mi hijo primogénito. Ya te dije: Deja partir a mi hijo, para que me rinda culto.” [1]

En II Samuel 7:13-14, Dios llama al Profeta Salomón Su hijo:

“El me construirá una casa y yo afirmaré su poder para siempre. Yo seré para él un padre y él será para mí un hijo.”

Dios le prometió al Profeta David hacerlo Su hijo en Salmos 89:26-27

“Extenderé su mano sobre el mar, y sobre los ríos, su derecha. El me podrá invocar: "¡Tú eres mi Padre, mi Dios y la roca donde me refugio!"”[2]

Los ángeles son llamados “hijos de Dios” en El Libro de Job 1:6

“Un día, cuando los hijos de Dios vinieron a presentarse ante Yavé, apareció también entre ellos Satán.”[3]

En el Nuevo Testamento, existen muchas referencias a “hijos de Dios” aparte de Jesús. Por ejemplo, cuando el autor del Evangelio según Lucas enumera los ancestros de Jesús remontándose hasta Adán, escribió:

“hijo de Enós, hijo de Set, hijo de Adán, hijo de Dios.”[4]

Hay quienes afirman que lo distintivo del caso de Jesús es que es el único Hijo de Dios engendrado[5], mientras que los otros son meros “hijos de Dios”. Sin embargo, en Salmos 2:7, Dios le dijo al Profeta David:

“Voy a comunicar el decreto del Señor: El me ha dicho: "Tú eres hijo mío, yo te he engendrado hoy.”

Cabe notar que en ningún punto de los Evangelios Jesús se llama a sí mismo “Hijo de Dios” [6]. Por el contrario, en repetidas ocasiones se llama “Hijo del hombre” (por ejemplo, Lucas 9:22). Y en Lucas 4:41, incluso rechaza que lo llamen “Hijo de Dios”:

“También salieron demonios de varias personas; ellos gritaban: «Tú eres el Hijo de Dios», pero él los amenazaba y no les permitía decir que él era el Mesías, porque lo sabían.”

Dado que los hebreos creen que Dios es Único, y que no tenía ni esposa ni hijos en ningún sentido literal, es obvio que la expresión “hijo de Dios” significaba simplemente “Siervo de Dios”; aquel que, debido a su fiel servicio, estaba cerca de Dios, como lo está un padre con su hijo. Los cristianos de ascendencia griega o romana terminaron por hacer un mal uso del vocablo. Según su herencia, “hijo de Dios” significaba una encarnación de un dios o alguien nacido de una unión física entre un dios y una diosa[7]. Cuando la Iglesia se apartó de sus orígenes hebreos, adoptó el concepto pagano de “hijo de Dios”, que era totalmente distinto del uso hebreo. [8]

En consecuencia, el uso del término “hijo de Dios” solo debe entenderse desde un sentido semítico simbólico de “siervo de Dios”, y no en el sentido pagano de vástago literal de Dios. En los cuatro Evangelios, consta que Jesús dice: “Felices los que trabajan por la paz, porque serán reconocidos como hijos de Dios.”[9]

De igual manera, el uso que Jesús hace del término “abba”, “querido padre”, solo debe entenderse de la misma forma. Hay discrepancias entre los estudiosos del Nuevo Testamento en lo que respecta al significado de la palabra abba en los tiempos de Jesús y también en cuán utilizada era por otras sectas judías de esa era.

James Barr sostuvo hace poco que no tenía el sentido especialmente íntimo que tantas veces se le ha atribuido, sino que simplemente significa “padre” [10]. Pensar en Dios como “nuestro Padre celestial” no es nada nuevo, pues en la oración del Padre Nuestro, él les enseña a sus discípulos a dirigirse a Dios de esa forma familiar.

 

4. Unificado con Dios

Los que sostienen que Jesús era Dios afirman que no era un dios aparte, sino el mismo Dios encarnado. Se apoyan en el verso (30) del Evangelio según Juan, capítulo 10, en el cual Jesús supuestamente dice: “Yo y el padre somos uno.” Fuera de contexto, este verso no implica la divinidad de Jesús. Sin embargo, cuando los judíos lo acusaron de declarar ser divino, basado en la frase “Jesús les contestó: ¿No está escrito en la Ley de ustedes: ¿Yo he dicho que son dioses?”[11]-[12]les aclaró con un ejemplo de las escrituras bien conocido por ellos, que estaba utilizando el lenguaje metafórico de los profetas y que no debía ser interpretado como una declaración de divinidad hacia él ni a ningún otro ser humano.

Más evidencias pueden encontrarse en los versos 10 y 11 del Evangelio según Juan, capítulo 14, en los que la gente le pedía a Jesús que les muestre el Padre, y supuestamente él respondió:

“¿No crees que yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí? Cuando les enseño, esto no viene de mí, sino que el Padre, que permanece en mí, hace sus propias obras. Yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Créanme en esto, o si no, créanlo por las obras mismas.”

Esas frases implicarían la divinidad de Jesús, siempre y cuando ignoremos el resto del mismo Evangelio. Sin embargo, nueve versos más adelante, en Juan 14:20, Jesús les dice a sus discípulos:

“Aquel día comprenderán que yo estoy en mi Padre y ustedes están en mí y yo en ustedes.”

Por lo tanto, si la frase de Jesús “yo estoy en mi Padre” significa que él es Dios, también lo eran sus discípulos. Esa frase simbólica significa unicidad de propósito y no unicidad de esencia. La interpretación simbólica se enfatiza aún más en Juan 17:20-21, donde Jesús dijo:

“No ruego sólo por éstos, sino también por todos aquellos que creerán en mí por su palabra. Que todos sean uno como tú, Padre, estás en mí y yo en ti. Que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado.”[13]

 

5. “Aceptaba que lo adoren”

Se dice a menudo que desde que Jesús aceptó ser adorado por algunos de sus seguidores, debía ser Dios. Sin embargo, si se examinan con mayor detenimiento los textos, sale a la luz un caso de traducción dudosa como también una mala interpretación. El término “adoración” puede encontrarse en inglés en la Versión King James y también en los relatos de los tres reyes magos que vinieron del este, en la Versión Estándar Revisada. En Mateo 2:2 consta que dijeron:

“¿Dónde está el rey de los judíos recién nacido? Porque hemos visto su estrella en el Oriente y venimos a adorarlo.”[14]

Sin embargo, en La Nueva Biblia Estadounidense (The New American Bible, Catholic Press, 1970), el texto dice:

“¿Dónde está el rey de los judíos recién nacido? Porque hemos visto su estrella en el Oriente y venimos a homenajearlo.”

En la Versión Estándar Revisada, Juan 9:37-38:

“Jesús le dijo: «Tú lo has visto, y es el que está hablando contigo.» [38].El entonces dijo: «Creo, Señor». Y lo adoró.”[15]

Sin embargo, en la Biblia Estadounidense, los traductores expertos agregaron una nota al pie que decía lo siguiente: 9:38 Este verso, omitido en importantes manuscritos, podría tratarse de un agregado realizado para una liturgia bautismal.

Este verso no aparece en importantes manuscritos antiguos que contenían este Evangelio. Probablemente se trata de una añadidura posterior realizada por escribas de la Iglesia para su uso en servicios bautismales.

Aún más, como respetada autoridad sobre temas bíblicos y su idioma original, George M. Lamsa explicó:

“El vocablo arameo sagad, adoración, también significa inclinarse o arrodillarse. Los orientales se saludaban inclinando la cabeza o el cuerpo.”[16] ‘...y lo adoró’ no implica que adoraba a Jesús como se adora a Dios. Tal acto habría sido considerado como sacrilegio e incumplimiento del Primer Mandamiento ante los ojos de judíos, y el hombre habría sido apedreado. Sino que se arrodilló ante él como muestra de respeto y gratitud”. [17]

La escritura final, el Corán, clarifica el tema de la adoración o no a Jesús, citando una conversación que tendrá lugar entre Jesús y Dios el Día del Juicio. Allah dice en el Capítulo al-Maa’idah, (5):116-7:

Y cuando dijo Allah: ¡Oh, Jesús hijo de María! ¿Eres tú quien ha dicho a los hombres: Tomadnos a mí y a mi madre como divinidades en vez de Allah? Dijo: ¡Glorificado seas! No me corresponde decir algo sobre lo que no tengo derecho. Si lo hubiera dicho Tú lo sabrías. Tú conoces lo que encierra mi alma, mientras que yo ignoro lo que encierra la Tuya. Tú eres Quien conoce lo oculto. No les he dicho sino lo que Tú me has ordenado: Adorad a Allah, mi Señor y el vuestro. Mientras permanecí con ellos velé por ellos, pero después de que me llevaste contigo fuiste Tú Quien les vigiló. Tú eres testigo de todas las cosas.



[1] Ver también, Hosea 1:10, de la versión King James.

[2] En la Versión Estándar Revisada, dice: "Y lo haré de mi primogénito, el más alto de los reyes de la tierra". Ver también Jeremías 31:9: "...pues soy un padre para Israel y Efraín es mi primogénito".

[3] Ver también, Job 2:1 y 38:4-7. También pueden encontrarse otras referencias a los hijos de Dios en Génesis 6:2, Deuteronomio 14:1 y Hosea 1:10.

[4] Lucas 3:38

[5] El término "engendrado" (originalmente en inglés antiguo, "begotten") significa 'ser hijo de' y se utilizaba para distinguir a Jesús, que supuestamente era hijo literal de Dios, del uso figurativo de la palabra 'hijo' en "hijos creados" de Dios.”

[6] En el Libro Hechos de los Apóstoles del Nuevo Testamento, existen varios esbozos de discursos de los primeros discípulos de Jesús, discursos que datan del año 33 DC, casi cuarenta años de que fueran escritos los Cuatro Evangelios. En uno de esos discursos, Jesús es llamado andra apo tou theou: "un hombre de Dios". (Actos 2:22). Ni siquiera una vez se utiliza la expresión wios tou theou: "Hijo de Dios", pero sí hablan varias veces de Jesús como siervo y profeta de Dios (Actos 3:13, 22, 23, 26). El significado de dichos discursos es que reflejan con precisión la creencia y la terminología originales de los discípulos, antes de que las mismas fueran desarrolladas bajo la influencia de la religión romana y la filosofía griega. Reflejan una tradición más antigua de la utilizada por los Cuatro Evangelios, en la que Jesús no recibe caracter divino ni de hijo de Dios. (Bible Studies From a Muslim Perspective, p. 12).

[7] Ver Hechos de los Apóstoles 14:11-13. En la ciudad de Lystra (Turquía), Paul y Barnabás predicaban, y los pueblos paganos decían que ellos eran dios encarnado. A Barnabás lo llamaban Zeus, el dios romano, y a Pablo, el dios romano Hermes.

[8] Bible Studies from a Muslim Perspective, p. 15.

[9] Mateo 5:9.

[10] Journal of Theological Studies, vol. 39 and Theology, vol. 91, no. 741.

[11] Jesús cita Salmos 82:6 "Había dicho: "Ustedes serán dioses, serán todos hijos del Altísimo"."

[12] Juan 10:34.

 

[13] Ver también, Juan 17:11

[14] Ver también, Mateo 2:8.

[15] Ver también Mateo 28:9, “En eso Jesús les salió al encuentro en el camino y les dijo: «Paz a ustedes.» Las mujeres se acercaron, se abrazaron a sus pies y lo adoraron.”

[16] Gospel Light, (1936 ed.) p. 353, citado en Jesus, p. 21.

[17] Gospel Light, (1936 ed.) p. 353, citado en Jesus, p. 21. 

Leave a comment

You are commenting as guest. Optional login below.